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Archive for 29 de May de 2008

Gracias a Rosa Montero en Instrucciones para salvar el mundo, descubrí la existencia (la ignorancia que tenemos nunca terminará de sorprendernos) de una llamada Ley de la Serialidad que por lo visto formuló Kammerer (1880-1926) (de quien tampoco había oído hablar en mi vida) un poco mosca el tío por la cosa de las casualidades. Por lo visto le llamaba tanto la atención la existencia de casualidades, que durante veinte años se dedicó a recopilarlas y anotarlas cuidadosamente. Hechos tontos muchas veces, esas pequeñas casualidades que a todos nos ocurren. A fuerza de pensar en ello y de observar, llegó a la conclusión de la existencia de hechos que tienden a presentarse en secuencias y que él definió «como una recurrencia coherente de cosas o acontecimientos similares que se repiten en el tiempo o en el espacio sin estar conectados por una causa activa».

Kammerer vio en este fenómeno la manifestación de fuerzas inexplicadas en acción, e incluso escribió un libro, La ley de la serialidad, en el que se afirmaba que esas fuerzas seguramente actúan de acuerdo con un principio universal de la naturaleza, tan fundamental y desconocido como la gravitación universal antes de ser descubierta. Según ello, el mundo sería más bien caleidoscópico y tendería a unir lo semejante. De ahí las casualidades.

Y de ahí la teoría en la que se basa uno de los libros más vendidos de los últimos tiempos, El Secreto, que sostiene básicamente que todo lo que llega a tu vida, lo hace porque tú lo atraes y lo atraes a tí por virtud de las imágenes que mantienes en tu mente. Algo así. Millones y millones de libros vendidos con eso…

Al margen de esto último, con la carga que lleva de «cambia tu vida en 30 días», es cierto que la Ley de la Serialidad es una de esas cosas en las que me gustaría creer si no fuera tan descreída. Me gustaría pensar que las cosas ocurren por algo, aunque ese mensaje que va implícito en las casualidades no seamos capaces de interpretarlo. Sería bonito pensar que cada encuentro, o cada cosa que nos ocurre tiene su propio lenguaje.

Y porque todos tenemos casualidades más o menos flipantes que nos han ocurrido. Algunas muy tontas, otras muy inquietantes.

Hay una que he encontrado por ahí, entre otras muchas, que supongo que estará suficientemente documentada (hay mucha leyenda urbana, lo sé) y que no deja de ser francamente sorprendente.

En la noche del 28 de julio de 1900, el rey Humberto I cenaba con su ayudante en un restaurante de la localidad de Monza, donde iba a presenciar un concurso de atletismo al día siguiente. Con asombro, observó que el propietario del establecimiento era idéntico a él. Por curiosidad, entabló conversación con él, y fue descubriendo que existían entre ellos otras semejanzas. El dueño también se llamaba Humberto; al igual que el rey, había nacido en Turín, y en el mismo día; y se había casado con una chica llamada Margherita el mismo día en que el rey se casó con su esposa, la reina Margherita. Y había inaugurado el restaurante el día en que Humberto I fue coronado rey de Italia.

El rey quedó fascinado e invitó a su doble a que asistiera al concurso de atletismo con él. Pero al día siguiente, ya en el estadio, el ayudante del rey le informó que el dueño del restaurante había muerto aquella mañana después de que le hubieran disparado misteriosamente. Y mientras el rey expresaba su pesar, un anarquista que surgió de entre la multitud disparó contra él, acabando con su vida.

La cuentan en Your blues, no me la he inventado yo…

Yo sé que quien más y quien menos cuenta con un repertorio de casualidades… Así que hoy vamos a hacer una cosa, mira tú por dónde, aprovechando cómo mola lo estupendos que sois en los comentarios… ¿Me contáis una casualidad que os haya ocurrido?

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